1.En la escalera de casa.
Todo sucedió demasiado rápido. Esa mañana cuando bajé a por el pan, como hacía habitualmente desde que me mudé aquí hace años, todo cambió. Fue a la altura del segundo piso, junto a la puerta de Mariola, ahí estaba el. Todavía no sabía quien era, aunque algo me hizo pensar que el si sabía quien era yo, noté su mirada clavándose en mi, mas cuando reaccioné con esa especie de telepatía que tenemos los seres humanos buscando al que nos mira, el había cambiado de dirección y su mirada parecía perdida hacia ningún lugar. Me detuve unos segundos, le miré más detenidamente, había algo extraño que me inquietaba en su presencia, saludé con una voz mezcla de la curiosidad y un cierto grado de temor todavía inexplicable. Continué escalera abajo aun pensando en quien sería aquel personaje al cual no había visto nunca sin pensar, logicamente en que lo volvería a ver. Porque al llegar al descansillo del primero, ahí estaba de nuevo... ¿Como llego hasta allí?, no, simplemente no le vi bajar, yo estaba bajando por la escalera y nadie más bajó mientras tanto, el edificio carece de ascensor y tampoco, aunque iba pensativo y no lo puedo jurar, parece que se hubiera descolgado por el hueco de la escalera, lo habría notado... pero allí estaba de nuevo, esta vez, mirándome a los ojos. Tras el consiguiente sobresalto, empecé a correr escalera arriba atropelladamente, mientras rebuscaba las recien guardadas llaves en el bolsillo, pero al volver al segundo de nuevo estaba allí. Paré en seco y sin dejar de mirarle, pegado a la barandilla, busque el siguiente tramo de escalera. El también me miraba a mi, pero no decía ni hacía nada, solo estaba allí mirándome. Cuando despacio, vigilante, encaraba el tramo que me llevaría hasta la puerta de mi casa, alcé la vista para disponerme a ponerme de nuevo a la carrera para arriba, dos tipos de aspecto similar bajaban en dirección opuesta bloqueandome el camino, sin pensar me di la vuelta, allí estaba el, con ese rictus serio y su traje oscuro de una pieza (¿porque no me había dado cuenta antes de este detalle?), le esquive y seguí escaleras abajo, esta vez buscando el portal, la calle... no me dio tiempo a alcanzar el primer piso, de nuevo dos sujetos iguales a los de antes me bloquearon de nuevo el paso, me detuve, evidentemente asustado y volviendome hacia el primero de los sijetos, casi grite -¿que quereis de mi?- el dirigio su mano hacia mi frente, trateé de esquivarlo, o pensaba que lo hacía, pero no, permaneci quieto y tocandome, me dijo -No te preocupes Luis, estamos aquí por que tu así lo has querido- sentí un golpe como con los dedos sobre la frente, luego un fogonazo de un blanco blanquísimo y nada más...