4. Un ¿nuevo? amigo.
Piqué la puerta de Mariola. Nadie abrió ni pidió razón. Oí que alguien subía por la escalera y llegaba al rellano, me di la vuelta y hacia mi se dirigía un tipo. Tuve una extraña sensación al verle, su forma de mirarme, en una primera impresión no me daba confianza, pero fue por muy poco tiempo, enseguida percibí una sensación aparentemente amistosa. -¿Que tal Luis?- me dijo mientras alargaba la mano para saludarme con un apretón. -Hola- Respondí timidamente, con esa sensación de cuando reconoces a alguien como conocido, pero sin saber exactamente qien es. Me noté nervioso por unos instantes y por alguna razón le explique a aquel presunto casi conocido el porqué de mi presencia allí, como si fuera un novato currante de encuestas domiciliarias tratando de justificar ante un conserje de una comunidad de vecinos selectiva el hecho de estar allí.
- No hay nadie, yo soy el vecino de arriba, dije notablemente nervioso.
- Claro, dijo casi efusivamente, eres Luis
Lo cierto es que al saludarme ya me llamo por mi nombre, así que me conocía, pero yo seguía sin identificarle, si bien algo en su mirada me resultaba familiar... y la voz, la voz me era muy familiar. Mientras me perdía en los conatos de recuerdos, me sentí desfallecer a la vez que veía aparecer por el descansillo a Mariola y me desmayé.