Apenas cuatro obviedades y un chiste sobre la hora en Canarias cuando vi reflejada a la conductora en los cristales, acercándose. Antes de eso miraste tu móvil, igual al mío y te hiciste un cigarro de liar, como los míos. Después subimos al autobús, ibas delante y fuiste a sentarte en mi sitio habitual, el de todas mis noches. me dedicaste una sonrisa con forma de llave pero aun así pasé de largo y me senté en el otro lado una fila más atrás pensando que había logrado hacer un dribling al destino.
Ya con todas las puertas cerradas me concentré en la lectura, hasta que llegó tu parada, te vi bajar y vi a mi sombra adherida a tus pies diciéndome adiós mientras te veía enfilar el camino a tu portal desde la ventanilla. Sobre tu asiento quedó tu sombra, mirándome tímida, luego llegó mi parada y no pude más que levantarme y bajar, como todas las noches... y no supe más.
El tío Bob 2007.