Movías las cintas haciendo círculos en el aire, dibujando siluetas improbables y yo, sentado en aquel banco era tu único espectador. Apenas duró diez minutos el show y te sentaste en el montículo de aquella zona ajardinada, posiblemente a fumar algo, igual que hacías minutos antes sentada en aquel banco cuando pasé caminando frente a ti. Desde mi posición no podía verte ahora sentada más que al trasluz a través de las ramas bajas y peladas de un arbusto. Decidí hacerme un cigarro y caminar. Acabé sentándome en otro banco desde el cual tampoco veía con claridad, y es que en realidad me esfuerzo bastante en parecer invisible.
Siguieron pasando los minutos hasta que te levantaste, no te vi, en principio pasar, pero pude escuchar tus pisadas al pasar por detrás de mi, te dirigías a la puerta, saliste y poco a poco dejaste de existir, vi como tu ser se difuminaba lentamente por los barrotes mientras te alejabas. Fuera de parque no eras nadie y al llegar a la esquina, simplemente desapareciste.
Y no pasó apenas ni un segundo cuando te vi volver... tan distinta... poco a poco te ibas definiendo por entre los barrotes conforme avanzabas hasta llegar a la puerta. Ya eras todo un hombre cuando cruzaste el umbral y comenzaste a hacer calentamientos previos a la carrera. En ese preciso instante miré mi reloj, fue un gesto reflejo, innecesario, sabía perfectamente la hora que era, me levanté y me fui a buscar a otros a los que ya conocía.
El tío Bob 2007.